Columnas

Thursday, October 22, 2009

Antilla y sus tesoros



Rodobaldo Martínez Pérez

rodo@ahora.cu
Vi a los antillanos, del municipio más pequeño de la provincia de Holguín, con interés de hacer producir la poca tierra fértil que tienen, en aras de lograr autoabastecerse de alimentos, sin atenerse a envíos solidarios de Banes o Mayarí, como tradicionalmente se hace.

Antilla, abrazada por la bahía de Nipe, una de las más grandes del mundo, no presenta riqueza hidrográfica, y son pocas las precipitaciones, con una gran riqueza costera.

Fue uno de los territorios más azotados por el devastador huracán Ike, en septiembre de 2008, con más de 2 mil 200 viviendas perjudicadas y hoy a más de un año, exhibe una imagen diferente, aunque persisten daños sin restaurar, fundamentalmente en viviendas a un 70 por ciento las soluciones.

Recientemente el Estado Revolucionario Cubano logró la estabilidad del agua para el abasto a la población, a través de una conductora desde el canal Nipe- Delite, a más de 20 kilómetros, para lograr la estabilidad del líquido, tan escaso desde su misma fundación, y aprovechan la anterior para el regadío agrícola.

Aquí viven 12 mil 478 habitantes, del más de un millón de holguineros, en una extensión territorial de 99.9 kilómetros cuadrados, bañados por el Océano Atlántico por el norte y limita al oeste con el municipio de Banes.

Su bahía permite la navegación para los buques de mayor calado. Posee una sólida superestructura portuaria. Con las instalaciones requeridas para la carga y descarga de mercancías. Una red ferroviaria la une con el ferrocarril central para cualquier empleo de su puerto, aunque ahora está intransitable, al desplomarse un puente <http://www.ahora.cu/plugins/content/multithumb/images/b.300px.0.10027008.0..stories.vivienda%20antilla.JPG> cuando el huracán Ike, sin aún reestablecerse.

Vi los antillanos alegres, con satisfacción de poder transformar su municipio y mostrar las riquezas que tienen.

Thursday, October 01, 2009

¿Cambian los Estados Unidos?



Rodobaldo Martínez Pérez
Está por suceder un hecho meritorio en el área internacional relacionado con Cuba. Cuando el próximo 28 se produzcan las votaciones al proyecto cubano de la necesidad de poner fin al bloqueo yanqui en la ONU, es la oportunidad para que Estados Unidos demuestre en la práctica lo dicho en teoría.
Si no cómo entender esa voluntad de cambiar su política hostil hacia la Isla y establecer “buenas relaciones”, manteniendo intacto uno de los primeros frenos al desarrollo económico y un mecanismo que ha significado tanto sufrimiento al pueblo cubano.
No hay esfera de la sociedad incólume ante esos tentáculos, pero donde se hace verdaderamente traumático es su impacto en la Salud Pública. Estados Unidos interfiere en la compra de medicamentos para pacientes crónicos, entre ellos los sueros sitostàticos para niños enfermos de cáncer.
Su objetivo enfermizo de derrocar a la Revolución fue planteado desde 1960, cuando se dijo que seríamos rendidos por hambre y enfermedades.
Cuba no puede usar el dólar en su comercio, ni recibir créditos, y subsidiarias estadounidenses tienen prohibido comerciar con nuestro país.
Ya los pretextos iniciales para bloquearnos han desaparecido y, como hoja de parra, acuden al socorrido tema de las violaciones de Derechos Humanos en Cuba.
Como acto de guerra, anacrónica y obsoleta está calificada esa política, que no nos hará renunciar a la defensa inclaudicable de la Revolución