rodo@enet.cu
No hay que buscar muy lejos revisen la historia de Cuba, para constatar que, siempre, hemos
fracasado cuando rebasa el divisionismo en las filas. La Revolución del 68
terminó porque un Pacto del Zanjón, ideado por España, supo imponerse a los
ideales de libertar al país.
Así sucedió con las Guerras Chiquita y la organizada por Martí o la que se fue a bolina
en el 33, como dijo Raúl Roa, por eso no
es casualidad los constantes llamados a mantenernos juntos, como forma de
defender la Obra del 59 ante la fórmula capitalista ya probada de: “Divide y
vencerás”.
Todo cuanto diseñen, ahora, en la salvaguarda de las
conquistas tendrá en su base el principio de la unión, como primordial fortaleza contra los intentos de años de
socavarnos por dentro y al final destruirnos.
Martí vio a la fuerza mancomunada de los pueblos de
Nuestra América, como único contén al expansionismo yanqui y Fidel, como su
aventajado discípulo, supo apreciar el beneficio de esa irrenunciable fórmula,
como garantía de sus hechos.
Más que el lema central de las celebraciones por el Primero de Mayo, lo referido a la unidad es un reto a la
supervivencia de quienes nos quieren fragmentados y la política enemiga delineada para rendirnos
por el desorden, pero, primero, debemos aprender que la unidad es fruto de la diversidad en un marco de respeto, autocrítica, dialogo
y participación en las tomas de decisiones.
Tenemos preguntas y necesitamos respuestas. El llamado al intercambio de
criterios es necesario en la Cuba de hoy, porque es una de las formas de luchar
por esa aproximación social, porque lo no debatido públicamente anida en otros
escenarios, a veces, ofrecemos esclarecimientos tergiversados y
perdemos la oportunidad de opiniones acertadas.
El diálogo desmonta el pensamiento rígido que no necesitamos debatir ideas, porque todo
está bien; la ilógica tendencia de
calificar de conflictivos a quienes piensan diferente y las maneras de exponer
puntos de vista diversos.
La realidad cubana requiere analizarse en un debate conjunto, franco y
plural, en el cual cada quien tenga la posibilidad de expresarse, recibir acertadas respuestas a sus dudas y ayudar
a construir la obra de todos, si no ofrecemos esa oportunidad, perdemos la
ocasión propicia de explicar un asunto determinado de manera positiva y
fomentamos los monólogos.
Aclaro, construir no desbaratar, porque esos espacios no deben ser de
confrontación, donde contribuyamos a destruir a la Revolución, sino a
afianzarla en el corazón. Hablar civilizadamente, escuchar y convencer debe ser
un reto irrenunciable.
Si criticamos es con base y constructivamente y, además, ventilar un
problema más de una vez, sin soluciones o al menos respaldado con buenos argumentos,
acrecienta la teoría del desgaste y convierte cualquier examen en “dialogo de
sordo”.
Termino con la frase del escritor irlandés George Bernard dijo: "Si tú
tienes una manzana y yo tengo otra, las intercambiamos seguiremos teniendo cada
uno el fruto, pero si tú tienes una idea y yo otra, entonces ambos tendremos
dos ideas", porque ilustra certeramente la importancia de compartir
nuestros criterios para: “ Fortalecer nuestra unidad”
No comments:
Post a Comment