Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
El antecedente más notorio de la Segunda Declaración de la Habana fue la
expulsión de Cuba de la OEA, en febrero de 1962.
Unos
llaman a este hecho el Manifiesto Comunista de la Revolución latinoamericana, pues
no solo queda
patentizada la decisión del pueblo cubano de seguir resistiendo y construyendo
el Socialismo, a pesar de las dificultades y
presiones por parte del Imperialismo yanqui, si no una verdadera afirmación de
principios, a favor de la proyección y vocación latinoamericana de la
Revolución Cubana.Vídeo
Es un
documento de profundo respeto al carácter socialista e internacionalista de
nuestro proceso político, con excepcional énfasis en la trascendencia
latinoamericana, al examinar las raíces históricas de los pueblos americanos,
contra los peligros del Imperialismo, que hoy alcanza total actualidad.
Días antes,
en Punta del Este, Uruguay, los gobiernos latinoamericanos, a excepción de México, rompieron relaciones diplomáticas con Cuba. Se trataba de aislarnos en nuestro
mismo patio, como quieren hacer ahora con la hermana Venezuela.
La
afirmación del pueblo comienza rememorando las predicciones que en 1895, José Martí escribiera, convencido del peligro que
simbolizaban los Estados
Unidos para los
pueblos de América.
Denuncia
la intervención del gobierno de los Estados Unidos en la política interna
de los países de América
Latina, de forma
cada vez más abierta e injerencista.
Los
imperialistas no temían tanto por la Revolución
cubana, sino por el ejemplo y posible extensión en latinoamericana, el miedo a
que los pueblos, saqueados del continente, arrebataran las armas a sus
agresores y lograran, como en el caso de Cuba, el anhelo de: pueblos libres de
América.
La
Declaración reafirma la dignidad
nacional, la autodeterminación y soberanía de los cubanos.
El entonces presidente cubano Osvaldo
Dorticós y Raúl Roa, el canciller de la dignidad, encabezaron la delegación cubana
a Punta del Este. En dicha reunión se pretendía aislarnos; el cese total
del comercio con la Isla y, especialmente, su expulsión del Tratado
Interamericano de Defensa Recíproca (TIAR) con el pretexto de nuestro vínculo
con potencias extracontinentales y la incompatibilidad del marxismo-leninismo
con los principios del Sistema Interamericano.
Sin dudas se trataba de una conspiración contra Cuba, por tanto, en la tarde
del 4 de febrero de 1962, más de un millón de cubanos colmaron la Plaza
de la Revolución al llamado que hiciera el Gobierno Revolucionario para
constituir la Segunda Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba.Vídeo
En la Asamblea se aprueba la Segunda Declaración de La Habana, la cual reafirma
nuestra dignidad como nación libre, independiente y soberana, al tiempo que
proclamaba la proyección y vocación latinoamericanista de la Revolución Cubana.Vídeo
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