Columnas

Friday, February 16, 2018

De nuevo las garras imperialistas

Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
El antecedente más notorio de la Segunda Declaración de la Habana fue la expulsión de Cuba de la OEA, en febrero de 1962.
Unos llaman a este hecho el Manifiesto Comunista de la Revolución latinoamericana, pues no solo queda patentizada la decisión del pueblo cubano de seguir resistiendo y construyendo el Socialismo, a pesar de las dificultades y presiones por parte del Imperialismo yanqui, si no una verdadera afirmación de principios, a favor de la proyección y vocación latinoamericana de la Revolución Cubana.Vídeo
Es un documento de profundo respeto al carácter socialista e internacionalista de nuestro proceso político, con excepcional énfasis en la trascendencia latinoamericana, al examinar las raíces históricas de los pueblos americanos, contra los peligros del Imperialismo, que hoy alcanza total actualidad.
Días antes, en Punta del Este, Uruguay, los gobiernos latinoamericanos, a excepción de México, rompieron relaciones diplomáticas con  Cuba. Se trataba de aislarnos en nuestro mismo patio, como quieren hacer ahora con la hermana Venezuela.
La afirmación del pueblo comienza rememorando las predicciones que en 1895, José Martí escribiera, convencido del peligro que simbolizaban los Estados Unidos para los pueblos de América.
 Denuncia  la intervención del gobierno de los Estados Unidos en la política interna de los países de América Latina, de forma cada vez más abierta  e injerencista.
Los imperialistas no temían tanto por  la Revolución cubana, sino por el ejemplo y posible extensión en latinoamericana, el miedo a que los pueblos, saqueados del continente, arrebataran las armas a sus agresores y lograran, como en el caso de Cuba, el anhelo de: pueblos libres de América.
La Declaración  reafirma la dignidad nacional, la autodeterminación y soberanía de los  cubanos.
El entonces  presidente cubano Osvaldo Dorticós y Raúl Roa, el canciller de la dig­nidad, encabezaron la delegación cu­bana a Punta del Este. En dicha reunión se pretendía aislarnos; el cese total del comercio con la Isla y, especialmente, su expulsión del Tratado Interamericano de Defensa Recíproca (TIAR) con el pretexto de nuestro vínculo con potencias extracontinentales y la incompatibilidad del marxismo-leninismo con los principios del Sistema Interamericano.
Sin dudas se trataba de una conspiración contra Cuba, por tanto, en la tarde del 4 de febrero de 1962, más de un millón de cubanos colmaron la Plaza de la Revolución al llamado que hiciera el Gobierno Revolucionario para constituir la Segunda Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba.Vídeo
En la Asamblea se aprueba la Segunda Declaración de La Habana, la cual reafirma nuestra dignidad como nación libre, independiente y soberana, al tiempo que proclamaba la proyección y vocación latinoamericanista de la Revolución Cubana.Vídeo

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