Columnas

Wednesday, April 11, 2018

Marchar en cuadro apretado



Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@ahora.cu

En la VIII Cumbre de las Américas, desde los próximos 13 y 14 de abril en Lima, Perú, otro  aspecto importante relacionado con ese evento es el desarrollo del Fórum  de los pueblos del Continente.
El  lenguaje protocolar de dicha cita, dedicada esta vez al análisis de la Gobernabilidad Democrática frente a la Corrupción, contrasta con los intereses del encuentro alternativo en defensa de las amplias masas,  en contra de las políticas neoliberales y el minoritario mundo de los ricos.
Paralelamente, la voz de los pueblos abogaron por la justicia, roída, ahora, por los golpes de estado parlamentarios para acabar con los gobiernos progresistas; los derechos de los desposeídos, medidas sociales y  la integración americana como contén al imperialismo yanqui.

Sobresalen  las respuestas dignas, ante los mercenarios, vestidos de pueblos, que quieren crear un caos en la Cumbre, con su discurso aprendido y pagado. TV
 La unidad sigue siendo la única forma de salvarnos ante la voracidad imperial y eso deben interiorizarlo las mayorías,  por el ambiente que prevalece de una Derecha enloquecida y dispuesta a desplazar a la Izquierda a toda costa.
La lección martiana adquiere más vigencia: Martí siempre vio la necesidad de la unión de los países como contén al vecino ambicioso, por eso en su brillante artículo  Nuestra América (1891),  excepcional síntesis de la estrategia revolucionaria,  elaborada a lo largo de meditada acción política y cuidadoso pensar,  sigue siendo hoy el mandato inconcluso a los latinoamericanos por su  acertado pensamiento previsor de lo que pasaría sino atajábamos a tiempo  el peligro yanqui.
  Martí llama a la lucha, a la unidad, a la defensa de lo autóctono, analiza los problemas de la educación, de las economías pobres, de la necesidad de diversificar las economías y sobre todo alerta del  desborde norteamericano por lo que considera ha llegado la hora de la segunda independencia para la América.
 Reclama enfático que los árboles se han de poner en fila para que no pase el gigante de las siete leguas”, porque está convencido que esa nación les va a poner sus pies encima y es el momento “del recuento unido” y marchar “en cuadro apretado”.
 Otros de los reclamos del Apóstol es el deber urgente de enseñarnos como somos en alma e intento, o lo que es lo mismo una en identidad y peculiaridades y, una, en objetivos y propósitos, por la perentoria necesidad de lograr la prosperidad de sus pueblos y de defenderse ante la creciente y palpable voracidad de esa América que no es nuestra.
 Solicita, con total vigencia ahora  “la unión tácita del alma continental” es decir una unión no declarada de manera formal, pero tan actuante y real como si lo hubiera sido.
     El no azuzaba al  miedo y el rencor entre los pueblos, pero decía que la verdad había que decirla a tiempo.
            

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